Dresden, 13 de Febrero de 1945. Alemania ya tiene la guerra perdida y es solo cuestión de tiempo que las fuerzas Aliadas (sean los americanos, los británicos, los franceses o los rusos) entren en Berlín. Dresden, la ciudad más importante de la Sajonia y, después de Berlín, de la Alemania oriental, ha sobrevivido de forma más o menos digna a la guerra. Conocida como la Florencia del Elba, Dresden era un núcleo cultural e histórico alemán y tenía un interés militar prácticamente nulo. Nada hacía pensar que los aliados (se culpa históricamente a Churchill pero hoy en día continúa el debate) lanzarían una tormenta de fuego sobre la ciudad, provocando más de 20000 muertos y siendo considerado por algunos historiadores el mayor crimen de guerra perpetrado por las fuerzas que acabarían llevándose la victoria en el conflicto. Además de las incontables e innumerables pérdidas humanas, la ciudad quedó en la completa ruina, y solo tres meses antes de que Hitler se suicidara en el búnker del Reichstag.
Dresden quedó después de la Segunda Guerra Mundial en manos soviéticas (bajo el paraguas de la RDA) y empezó su reconstrucción, muy lentamente. Se reconstruyeron cientos, miles de viviendas pero la ciudad no recuperó su esplendor, puesto que las autoridades soviéticas lo consideraban un gasto innecesario. Y no fue hasta la caída del Muro que la ciudad consagró una lenta pero constante recuperación de los principales hitos arquitectónicos que la caracterizaban antes del bombardeo y que había iniciado en 1985, siendo el símbolo del mismo la Frauenkirche, la Iglesia de Nuestra Señora.
La Frauenkirche, situada en la plaza del Mercado Nuevo, se mantuvo en ruinas desde el bombardeo a modo de recuerdo de la catástrofe. No obstante, en 1994 se inició su reconstrucción. Y, a diferencia de otras reconstrucciones o remodelaciones modernas (como el Bundestag alemán, en Berlín), se respetó al máximo su estructura original haciendo uso de los planos de la misma, que aún se conservaban. 10 años después se colocaba la última piedra y en 2005 se bendecía el espacio por parte del obispo de Sajonia. Además, se reconstruyó también la estatua de Martín Lutero que estaba al frente.
Después de la Frauenkirche se replicó el proceso con otros muchos edificios icónicos de la ciudad: la casa de la Ópera, el Ayuntamiento o el Augustusbrücke se reconstruyeron siguiendo los planos originales. Dicho planteamiento provocó algunas críticas, puesto que se considera que es un «fake» y que debería construirse algo nuevo, pero sin duda Dresden ha conseguido recuperar su esplendor antiguo e incluso ha conseguido ser declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Con el incendio de Notre-Dame, algunos se preguntaron cómo debe reconstruirse la cúpula de la catedral de París. ¿Crees que debería hacerse como en Dresden, o debería hacerse algo nuevo adaptado a los tiempos como en el Bundestag?
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